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MUNDOS PARALELOS

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¡Está vivo!, después de mil noches maldiciendo y llorando arrodillada en esa tumba cubierta de recuerdos y flores marchitas, la verdad quebró la lápida donde supuestamente descansaba en paz. Era una tarde dorada, tranquila, el viento danzaba y silbaba indiferente a su dolor. Vestida de negro esperaba respuestas mudas. Incompleta, con la sensación de vacío veía el anillo que tenía en el dedo. ¿Dónde estuviste?, ¿por qué te fuiste? Dejaste  congelado el reloj de mi vida. Permanecí por muchas semanas encerrada en mi tristeza, esperando despertar de una pesadilla que asfixiaba mi realidad. Él miraba la tumba y las lágrimas resbalaban sobre su rostro, pero no daba explicaciones, su silencio la desesperaba, la enojaba. Esperó tanto tiempo para tenerlo frente a frente, sin embargo, él no daba la mínima señal de iniciar una conversación con ella. Estaba ido, como ajeno al mundo en el que ella vivía. Respóndeme a estas dos preguntas y olvidaré todo, podremos comenzar de nuev

DE VISITA

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El tiempo se detuvo fuera de esa puerta. Ingresó y los años comenzaron la cuenta regresiva sin llegar a cero, después de muchas lunas llenas se sintió en casa, todo a su alrededor le era conocido y cómodo. Hace diez años la magia pintó las paredes de ese lugar y la inocencia patinó en los alrededores.  Su niñez y adolescencia dejaron huella en cada esquina.  Mientras la capilla dormía la siesta, una vieja amiga, coleccionista de libros y lectores, la invitó a sentarse y leer el último ejemplar. Conocía cada pasadizo y ambiente solitario. Respiró la frescura de un pasado que aún perfumaba su presente confuso. Rostros marchitos por el tiempo la reconocieron y le regalaron una sonrisa cansada pero cálida. Las miradas no la incomodaron, por el contrario, le recordaron que siempre que ella quisiera podía regresar, las puertas estarían abiertas, no necesitaba de una llave porque su colegio era su segundo hogar. Se despidió de la pequeña que corría en el patio. Todo era me

CUMPLEAÑOS INFELIZ

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Caminaba desértico y un poco taciturno. Tiempo después vi el borrador del original. Aquella luz, algarabía, color, misterio y encanto se perdieron en el vacío de los años. ¿Por qué tanta nostalgia?, ¿qué le pasó? Ahora su mirada esquiva el cariño y sus manos acarician el dolor. Saludó al barman y se sentó en la barra. ¿Álvaro? – pregunté – podía equivocarme de persona, era mejor estar segura antes de acercarme más. Alzó la cabeza y me observó detenidamente por algunos segundos, se quedó pasmado como si hubiera visto un fantasma, me sentí algo incómoda pero por lo menos sabía que era él y no su sombra. ¡Qué sorpresa!, no te reconocí, han pasado muchos años – respondió – Sonrió por compromiso, me dio un beso en la mejilla y me invitó a tomar asiento. El frío se sentía en el ambiente y una conversación superflua era lo más próximo entre nosotros. Luego de algunos minutos la confianza ingresó por la ventana y se acomodó en la silla vacía que nos acompañaba. Lo vi derramar al

PUNTO FINAL

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El timbre del teléfono obliga a Manuel a dejar su cómoda cama para contestar, pero él simplemente lo ignora, no tiene fuerzas, no tiene ganas, lo único que quiere es quedarse y arroparse con la colcha, dejar el tiempo pasar. Sabe que su jefe debe odiarlo por no presentarse a la exposición y aparente cierre de contrato, ¡al diablo!, estaba harto de recibir órdenes. Cinco años de carrera, dos de maestría y continuaba en una oficina más pequeña que el baño de visitas, veía las mismas caras, escuchaba las mismas quejas del personal, pero todos continuaban fieles a un trabajo que les daba de comer, ¿de ves en cuando es bueno ayunar?, se preguntó. Aún la recordaba, no entendía por qué nunca la extirpó de su cabeza, era un tumor que se incrustó en su vida desde la universidad. Ella era un ángel, la única mujer que pudo enloquecerlo, desorientarlo, enamorarlo, una adolescente distinta a las que se cruzaron en su camino, la idolatró, la idealizó, simplemente era perfecta para él.

CAJA DE RECUERDOS

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En un rincón del estante más alto, una pequeña caja guarda sin candado  lo más valioso de su habitación. Amistades marchitas, amores de papel, cartas inconclusas, poesía que aún llora, cócteles dulces, tragos amargos, relatos maquillados, fotografías sin fecha ni lugar, conversaciones entre personajes que jamás saldrán de un libro, promesas inertes, boletos de viaje, facturas con frases escritas en un bar, besos de etiqueta negra, roja, azul… y la lista no termina. Que facilidad tiene la mente de viajar a su antojo por las calles del pasado. Reconoce muchos rostros y evita a aquellos con sonrisa congelada. Camina guiándose de su mapa mental, conoce muy bien el lugar. Ella se sienta en una de las bancas del parque que frecuentaba hace años y observa el panorama en sepia. La vio, traía esos jeans sueltos, un polo sin estampado y el cabello suelto. En ese momento, sentimientos y emociones enterrados impactaron como disparos en su presente. El pasado le era distante pero

BRUJA VESTIDA DE PRINCESA

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Bajó de un auto vestido con smoking negro, el mismo que la esperaría un par de horas. Una puerta enorme la recibió con los brazos abiertos y el vaivén de las campanas anunciaba su llegada. El camino rojo era largo y su andar lento al compás de la marcha nupcial. Todos de pie la miraban sonrientes y ella correspondía fríamente a las muestras de afecto que recibía, se decía a sí misma “estoy nerviosa, solo es eso, cálmate”. Caminaba sobre cemento húmedo que se secaba rápidamente con el transcurso de los segundos. “ ¿Qué sucede?, ¿por qué algo me detiene a continuar?” Observó el vestido blanco satinado que usaba y el auto cuestionamiento no se detuvo. “ He dormido en tantas camas y él no lo sabe, ¿por qué diablos uso este trapo que demuestra pureza?” A sus treinta años debía formar una familia y establecerse en un lugar. Como decían sus amigas “se te va el tren, si no te casas ahora te quedarás solterona”. A ella le encantaba caminar, no necesitaba de un tren, podía viajar e

OSO PANDA

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Todo se quedó en silencio. Llegó a su cálida habitación pero con la sensación de ausencia. Ya no sentía frio, la cena estaba servida, pero aún en su cabeza estaba el recuerdo de un abrazo prolongado que desafió a la gélida noche. Pudo sentir los latidos de un corazón que no le era extraño, por el contrario, le era muy familiar. La comida estuvo deliciosa como siempre y los trabajos pendientes de la oficina estaban sobre la mesa esperándola, pero ella ni los miró. Las palabras que él le dijo, se repetían como eco en su cabeza. Aquel momento se había tatuado en su memoria, y la sensación de frio nuevamente regresó al imaginar que estaba sentada en aquel escalón angosto de una casa por la que pasó en muchas ocasiones. Las rejas de la puerta dejaban una marca de sombra en el rostro de aquel chico como si fuera un antifaz, la luz amarilla del poste resaltaba el color de sus ojos, no tanto como el sol en cada atardecer, pero esa iluminación nocturna le daba un brillo e

MOTIVOS PARA VIVIR

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La sensación de asfixia la empujaba al abismo de la indecisión y las náuseas le impedían probar bocado porque el temor a vomitar podría despertar sospechas de que algo raro pasaba en la vida de Amelia. Quería gritar, llorar y tirar todo al piso sin motivo alguno. ¿Por qué no podía llevar una vida normal como las otras chicas?, lucían tranquilas, felices y completas, mientras que ella se derrumbaba sin una razón aparente y el vacío que sentía solo la debilitaba más, y la pregunta era por qué. Aparentemente lo tenía todo, era una adolescente de dieciocho años con una hermosa familia, grandes amigos, un novio popular, una carrera universitaria en proceso; sin embargo, aquello que le faltaba solo había conseguido matarla lentamente. Probablemente la búsqueda de lo desconocido que ansiaba tanto sería el detonante que cambiaría la dirección de su monótona vida. Despertó una mañana con deseos de liberarse para siempre de una atadura invisible que la detenía a hacer lo que anhelaba

INVISIBLE

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Desperté y había mucha gente en mi cuarto, todos desordenaban mi habitación, se llevaban objetos personales y traían escritorios, sillas, computadoras, convertían el único espacio que es solo mío en lo que más odio, una oficina. Mi pared lila fue opacada por un ecran y los escritorios estaban llenos de pilas de oficios hipócritas con saludos cordiales a personas desconocidas. A lo lejos en una esquina mi mesita de noche, se veía tan gris, solitaria, ahí si que habían hojas con escritos sinceros, cálidos, verdaderos, sin máscaras. Desmantelaban mi habitación y la transformaban en algo tan ajeno a mí, salí indignada de ese lugar y busqué a la persona encargada de todo este alboroto.  Inmediatamente una señora de edad con mirada pausada me dijo que mantuviera la calma, que no debía enojarme que por favor no despertara esa ira, no le dije nada y di media vuelta. Buscaba un rostro conocido hasta que lo encontré sonriendo en una esquina, me abrazó y calmó ese incendio que se habí

HORMIGAS PANADERAS

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Estaba en la parte posterior de un auto desconocido, a mi lado alguien que no tenía nada en común conmigo, era un simple espectador, al volante un chofer con terno y gorra, y a su lado una chica completamente ebria, hablaba algo que no entendía, yo solo la observaba, tenía un vestido bonito, no recuerdo el color pero era elegante, yo también usaba un vestido similar pero no me sentía cómoda usándolo, era como un disfraz. Trataba de recordar porqué estaba dentro de ese lujoso carro que nos llevaba a un lugar incierto; no había conexión entre los cuatro personajes que nos encontrábamos ahí, el silencio primaba entre la persona de mi derecha y el chofer, solo aquella muchacha parlanchina no se callaba. El incómodo silencio se rompió cuando una canción de aquellas que me gustan, algo dulzonas, pasó por la emisora, “Y solo se me ocurre amarte”, de Alejandro Sanz, pude por fin desviar mis pensamientos de la conversación inerte de aquella chica. Lástima que solo escuché el coro, porqu

ESPEJITO ESPEJITO

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Esta noche no es fotocopia de ayer, ni antes de ayer. Cerré los ojos  y el silencio encapsuló mi habitación. Aún sentía el sabor de la manzanilla en los labios y el calor de la infusión me abrazó, por fin mis manos dejaron de ser dos bloques de hielo. Releí algunas frases escritas en un viejo diario, conversé después de mucho tiempo con el espejo que todas las mañanas me miraba mal humorado, como esperando que le preste atención. Esta noche tenía una cita con él. “¡Cuanto tiempo sin saber de ti!, me has abandonado por ¿el trabajo?, ¿los estudios?, ¿los amigos?, esos serán los pretextos más próximos que saldrán de tus labios”, fue lo primero que me dijo. Me conocía muy bien, por algo nos contamos todo, es el único que me da las respuestas que no quiero escuchar, pero que finalmente me susurra al oído. Conoces los motivos y estaría de más enumerarlos, pero sabes que en el fondo no me olvido de ti. Basta con cerrar los ojos y bloquear esos pensamientos ásperos que rozan m

FRAGANCIA AÑEJA EN LA PIEL: PARTE I

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El tiempo se congeló dentro de su habitación, y solo una taza de café la acompañaba mientras editaba una aburrida novela que había leído durante todo el día, su cena estaba fría y el más afortunado en estos casos era Drako, su perro. Luego de un refrescante baño se miró fijamente en el espejo de su tocador, sus ojeras eran la evidencia de las constantes noches abrazadas de insomnio. Tomó el peine y por casualidad uno de sus perfumes cayó al piso, la tapa rodó pero el frasco no se quebró. Hace muchos años que no lo usaba, el aroma invadió la intimidad de su cuarto y la transportó a su adolescencia. El rostro se le iluminó, sonrió como hace mucho no lo hacía. Eran años llenos de ilusión, nuevas experiencias, decisiones que  tatuaron su vida. Las fotografías se habían perdido en el tiempo, pero el aroma le regresó los mejores momentos y estaba feliz por ello. Miró el resto de perfumes y los destapó uno a uno. Vio su vida transcurrir dentro de una película aromática. Era una

¿CÓMO QUINCEAÑERA?... ¡JAMÁS!

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Frente al espejo veía a una adolescente ilusionada, capaz de dejarse llevar por sus emociones, lanzándose a una piscina que podría convertirse en un turbulento mar. Pero eso no importaba para Janina, la felicidad que sentía en ese momento era sublime e infinita. Aquel camino lleno de luz y lozanos prados la seducía, la enamoraba y la llevaba a un viaje sin retorno. La razón estaba prisionera en la cárcel rosa de la ilusión, pero en algún momento la quinceañera que llevaba dentro regresaría a su caja de muñecas, y la mujer madura que era tomaría las riendas de su vida. Una conversación con Bibiana le recordó que las “chiquilladas” y las “mariposas en el estómago”, solo eran producto de un momento fugaz que llegó a su vida y se instaló temporalmente. La chispa se encendió una mañana con aquel chico que se perdió en el tiempo, la hizo sonreír como una tonta, escribir frases cursis y escuchar canciones románticas, aquellas que solo cantaba en los karaokes con algunas copas

OJITOS MARRONES

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Te fuiste junto con aquel atardecer gris. El sol tristemente se acurrucó en los brazos de un furioso mar, que se llevaría los mejores momentos para sumergirlos en la profundidad del pasado. Ese lugar al que van todos los recuerdos, y los más tristes siempre quedan en la superficie de la caja, pero poco a poco se llenan de polvo. El dolor no tiene magnitud, solo se siente, y fue lo que aquella tarde me quebró la voz y me presionó el pecho. El vacío parecía infinito, la caída en picada no se detenía y todo transcurría   en cámara lenta. Al compás de la nostalgia te dije adiós, nunca te olvidaré. Ya no te escuchaba, ya no te veía, ya no te sentía. Las paredes parecían más altas, imponentes e insensibles a mi soledad. Recorría cada fría habitación con la esperanza de abrir una puerta que me despertara de la pesadilla en la que me encontraba atrapada. Sin embargo todo era real y debía aprender a vivir con tu ausencia. Los meses suavizaron la rugosidad de tu partida y aunqu