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La chica de al lado, Parte I

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Un  aroma a rosas se percibía en el ascensor, era un perfume que acariciaba los sentidos, te suspendía por algunos segundos y podía transportarte lejos de esta ciudad caótica que día a día se ensañaba con uno. El recorrido del perfume terminaba en el piso 10, al lado de mi departamento, al parecer el silencio se iba de vacaciones. La noche cayó sin darme cuenta, prendí las luces de la sala, abrí la refrigeradora y solo tenía dos panes y una manzana, nada atractivo para mi gusto, así que pedí una pizza por delivery, y este fue el punto de partida donde mi camino y el de Valeria se cruzaron. Después de más de una hora de espera, llamaron de recepción para recibir el pedido, cogí rápidamente las llaves y bajé, el ascensor estaba a punto de cerrarse y una joven entró a las justas. Me sonrió dándome las gracias mientras hablaba por celular, al parecer se le había hecho tarde y la estaban esperando. El tiempo que tomó en llegar al primer piso transcurrió en cámara lenta, ella era una f

Tan lejos y tan cerca a la vez

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De regreso por una calle desierta, acompañada solo por la luz de la luna llena, me preguntaba ¿hasta cuándo estaremos en la espera de alguna vacuna para protegernos del Covid19?, una pandemia que arrasa como pólvora a su paso con todo aquello que se cruzaba en su camino. Quien diría que el asma sería mi pase VIP para trabajar desde casa. No me emocionaba la idea de un encierro involuntario, pero no tenía opción. Llegar al departamento y encontrar las luces apagadas me recordaba la realidad, el aroma a soledad invadió cada rincón. Me pregunté en qué momento todo cambió, cuándo se acabó la conexión, cuándo nos convertimos en dos extraños sentados en el sofá, cada uno encapsulado en su mundo. Las risas frente a una pantalla del celular eran más frecuentes y el distanciamiento social del que tanto se hablaba, no era difícil entre nosotros, no solo por nuestra ubicación a cada extremo del mueble, sino por la distancia emocional cada vez más abismal. Tiré las llaves sobre la mesa y dejé

Página en blanco

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El silencio parece ser la mejor compañía cuando la inspiración entra en paro, mi electrocardiograma emocional es una línea recta y un electroshock de sensaciones no parece hacer efecto. Desde hace años pensé que el tiempo era mi peor enemigo, el freno que me impedía escribir con la frecuencia que solía hacerlo en mi adolescencia y parte de mi juventud, pero hoy me doy cuenta que estaba equivocada. Podía escribir en una servilleta o una boleta de compra en cualquier lugar y momento, no necesitaba de un espacio con todas las comodidades para hacerlo, solo sentía como cada parte de mi ser brillaba y se emocionaba con cada palabra que plasmaba en un lienzo, cualquiera éste fuera. Ahora al ver una página en blanco me asusta, me preocupa no saber que escribir, no sé si son mis filtros mentales que impiden que las palabras simplemente fluyan y que mis personajes mentales por fin tengan protagonismo en una historia, que sean ellos mismos sin prejuicios ni tabúes. Reviso relatos pasados y

Cuarentena desde la ventana de mi habitación

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Recorro la ciudad con mi mente, cierro los ojos e imagino que camino de noche, los semáforos se toman su tiempo para cambiar de luz, y las largas avenidas ahora son la ruta de ambulancias y patrullaje policial La ciudad está en silencio, está desierta, la voz de quienes miramos por la ventana no se escucha, solo podemos darnos el lujo de imaginar un paseo en soledad y sin miedo. En mi recorrido ingreso a un hospital, no me gusta ese aroma a enfermedad y desinfectante, me causa ansiedad, camino como fantasma por los pasillos y solo veo un campo de batalla donde uniformados de celeste sin armas en las manos se enfrentan a un enemigo. ¿Cómo ayudarlos? Quedándome en casa, no contagiándome para no propagar este virus que parece disfrutar, llevándose el último suspiro de sus huéspedes. ¿Cómo me siento? Atada de manos y pies, impotente, encerrada en cuatro paredes lejos de mi familia, asustada porque no puedo cuidarlos estando lejos y peor aún, teniendo a solo centímetros de d