OSO PANDA
Todo se quedó en silencio. Llegó
a su cálida habitación pero con la sensación de ausencia. Ya no sentía frio, la
cena estaba servida, pero aún en su cabeza estaba el recuerdo de un abrazo
prolongado que desafió a la gélida noche. Pudo sentir los latidos de un corazón
que no le era extraño, por el contrario, le era muy familiar. La comida estuvo
deliciosa como siempre y los trabajos pendientes de la oficina estaban sobre la
mesa esperándola, pero ella ni los miró.
Las palabras que él le dijo, se
repetían como eco en su cabeza. Aquel momento se había tatuado en su memoria, y
la sensación de frio nuevamente regresó al imaginar que estaba sentada en aquel
escalón angosto de una casa por la que pasó en muchas ocasiones.
Las rejas de la puerta dejaban una marca de
sombra en el rostro de aquel chico como si fuera un antifaz, la luz amarilla
del poste resaltaba el color de sus ojos, no tanto como el sol en cada
atardecer, pero esa iluminación nocturna le daba un brillo especial que no le
era indiferente.
Sacó de su cartera un par de
hojas escritas a mano, dos letras distintas, dos historias que formaron un solo
relato, dos personajes con distintos narradores que cambiaban a su antojo el
destino que uno había elegido para el otro.
Mientras releía la historia
escuchaba esa canción de Oasis que tanto le gusta. La imaginación puede llegar
tan lejos y pasear a su antojo en los escenarios que ella elija. Nuevamente sonrió
al recordar el abrazo de oso panda.
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fuente: Animal Life code