UNA NOCHE EN EL BAR

¿Cuántas lunas han pasado desde aquella última copa en el bar de la ciudad de caminos empedrados y faroles con luz tenue? 

Como todos los fines de semana, la banda de rock tocaba a partir de las once de la noche. El lugar estaba casi repleto, la combinación de tabaco y alcohol era el único aroma que percibía en ese lugar. El barman hacia piruetas con los tragos multicolor que adornaban el antro, un poco de hielo, una cereza y quedaba listo para endulzar la noche que parecía prolongarse.

La multitud entonaba la canciones, casi gritando, la gente saltaba y brindaba, era lo típico de todas las noches, excepto ella, la chica del cabello dorado, era la primera vez que entraba al lugar por la insistencia de sus amigas, ¡vamos!, ¿qué vas hacer sola en casa?, ¡pasa la página, borrón y cuenta nueva!, eran algunas de las frases que escuchó en el taxi.

Las horas transcurrían y sus amigas ya estaban pasadas de copas, incluso se unieron a un grupo de amigos de la universidad. Camila aprovechó un descuido y salió del lugar, caminó un par de cuadras guiada por el recuerdo y llegó al viejo bar. La música de los 80´s y el aroma a incienso la invitaron a sentarse en la barra.

Pidió un trago y dejó correr el reloj. ¿Esperaba a alguien? ni ella lo sabía. Era estadísticamente imposible una segunda casualidad, lo más cercano que tendría esa noche sería una fotografía en su velador.

Tomó el segundo trago y tarareó la canción de Sting, uno de sus favoritos, por eso prefería ese bar, buena música, ambiente bohemio, cócteles agradables, solo faltaba... esa voz... lo reconoció entre la gente, ¿podía equivocarse?, no... 

"Chica del tatuaje... ha pasado mucho tiempo desde que..." Y ahí estaba, como un fantasma a su lado, se quedó helada y su corazón se aceleró, un escalofrío recorrió su espalda y le erizó la piel, o ¿sería el recuerdo de aquella noche?

- Estaba de salida, solo vine por un trago, mis amigas me esperan...
- ¿Saben que estás aquí? - preguntó el caballero - 
- Sí  
- ¿Por qué viniste sola? - se acercó y le acomodó el cabello detrás de la oreja - 
- Estaba cerca, y tú sabes que me gusta este lugar

Tenía un desorden léxico en la cabeza. Había imaginado un reencuentro similar, incluso tenía un discurso bien elaborado, sin embargo, en ese momento no sabía que decir, quería irse, pero a la vez quedarse.

- Es temprano ¿por qué no te quedas? 
- Lo siento, pero ya me voy - dijo Camila - 

Salió del lugar, hacía mucho frío y la suma de tragos en ambos bares pasaron factura. Abrió su bolso, buscó el celular y un mareo desenfocó la calle a su alrededor. Sintió unos brazos cálidos rodeando su cintura y percibió un perfume que conocía de memoria.

- Te llevo a tu casa, no creo que sea bueno que te vayas así
- No gracias, puedo tomar un taxi
- Prometo no dibujar sobre tu espalda...

Continuará...


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