DIEZ AÑOS DESPUÉS
Una noche de invierno, la misma
calle alborotada y los desconocidos de siempre. Tantos pensamientos
desordenados en su cabeza. El tiempo y la distancia le pasaron factura hace
algunos años, sin embargo ese jueves en particular se sentía ansiosa y no sabía
por qué.
Llegó a la esquina, el semáforo
cambió de color y cruzó la pista, fue en
ese momento cuando sus miradas se reconocieron, el frio acarició su cuerpo y
todo quedó en silencio. Cuatro años se habían convertido en segundos de separación.
Los recuerdos despertaron de aquel sueño. Nada había cambiado. Pasó por su lado, no dijeron
nada, tampoco se detuvieron, continuaron caminando pero ninguno de los dos volteó (...).
***
Las hojas del calendario caen
como hojas en otoño. Tres años después la coincidencia juega con ellos
colocándolos en un escenario conocido, pero atados de manos y amordazados, solo
dejando libres sus ojos, que siempre tienen algo que decir en completo silencio.
Las palabras perdieron su valor
hace mucho tiempo, cuando la confianza murió en combate con la mentira. ¿Tristeza,
soledad?, siempre han intentado ocultar ese extraño sentimiento que puede
retroceder el reloj a su antojo.
¿Algún día serán sinceros? (...).
***
Vio pasar 24 lunas llenas sin
esperar nada, hasta que el destino una mañana de primavera le recordó que el capítulo
continuaba inconcluso. Él sonrió y ella lo saludó. Sus ojos brillaron y un abrazo
quebró el miedo.
Adoraba ver el atardecer en sus
ojos dorados y sentir la calidez de sus manos entrelazadas. El tiempo y la
distancia son armas de doble filo, capaces de endurecer corazones y borrar
momentos o de inmortalizar sentimientos.
¡No era un sueño!, él estaba ahí
y la promesa de un reencuentro se selló con un beso. El sol estaba próximo a
irse y ellos también (...).
***
Una llamada inesperada de un
número desconocido, pero de una voz inconfundible pintó un arcoíris en una
noche de verano. Después de 365 días se encontraban en el mismo lugar donde se
conocieron. Él jugaba con su cabello y ella le acariciaba el rostro. Después de una década, coincidieron en lugar y tiempo (...).
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