VISITA INESPERADA

Subió por el ascensor con las
ideas algo enredadas. Al llegar al cuarto piso, tropezó con un joven en el
camino, lo conocía de algún lado pero no recordaba, probablemente de la
universidad. Buscó el departamento que había visitado en innumerables ocasiones
y tocó la puerta.
Lo recibió con una sonrisa que
inmediatamente se convirtió en una línea firme. La abrazó y ella se mantuvo
como una estatua, indiferente a sus emociones. Sacó de su bolsillo el pequeño
presente que extendió en la mano con total timidez y la felicitó por su
cumpleaños, ella solo atinó a decir gracias.
El mensaje era explícito, se
sentía incómoda y quería cerrar la puerta. Él sonrió por última vez y dio media
vuelta, caminó cabizbajo con dirección al ascensor. Antes de presionar el botón
la puerta se abrió y nuevamente se cruzó con aquel muchacho de hace unos
minutos, pero esta vez llevaba una botella de vino. La puerta se cerró justo en
el momento que el joven entraba al departamento donde estuvo hace unos
segundos.
Dejó que la lluvia moje su ropa,
empañe sus lentes, ya nada le importaba en esos momentos, caminó sin rumbo. A
lo lejos un mendigo con su perro pedía limosna, se acercó, le dejó el paraguas
y subió a un taxi con dirección desconocida.
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