EL RECUERDO

A veces me pregunto ¿serás feliz?... ¿habrás cambiado?... ¿te acordarás de mí?... esas interrogantes merodean mi cabeza sobre todo en los meses de invierno… cuando los días amanecen nublados… las tardes opacas y grises… las noches lluviosas de luna llena… los momentos en los que prendo un cigarrillo y miro por la ventana la nostalgia del día que se va. Cierro los ojos y me imagino en otro lugar… un lugar familiar… la playa… escucho el sonido de las olas al llegar a la orilla, el silbar del viento… la brisa toca mi piel como manos gélidas la hacen estremecer. Estoy temblando, siento el calor de unos brazos que estabilizan mi temperatura… me siento segura… no tengo miedo. Ese perfume… inconfundible perfume… centímetros de distancia me separan de esa fruta prohibida… una tentación… droga para un adicto… agua para un sediento… dulce para un niño. Perdí la noción del tiempo… perdí el sentido de ubicación… me perdí en un prolongado último beso… del cual aún guardo el recuerdo… Tórrido… intenso… El deseo de dos personas que se atraen como el imán al acero pero son como agua y aceite… Dos miradas que se encuentran... un adiós inesperado… ¡no te vayas!...!quédate!... un silencio que lo decía todo y al mismo tiempo nada… una sonrisa y dos caminos diferentes.
Abrí los ojos… regresé a la realidad… el recuerdo se esfumó como el humo del incienso que se consume en mi mesa. Apagué la luz… recordé tu expresión y volví a sonreir.
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