Arquitrama del amor


Escribió desenlaces alternativos, pero todos con final abierto, y ese fue su error, creer que podía empezar un nuevo capítulo y continuar su historia con una mejor trama. 

Pero los años le demostraron que no debía malgastar su tiempo y su atención en un argumento repetitivo y sin emoción. De la prosa dinámica, fresca y matizada de aventura, solo quedaba retazos de párrafos sosos, cansados y sin un norte.

Después de la última discusión, él dejó de ser la fuente de inspiración en sus relatos. En un inicio, hablar de ese personaje solo le generaba enojo y tristeza. Mentalmente se había cansado de cabalgar en la incertidumbre de su relación. Dejó pasar incontables momentos cargados de indiferencia y mentiras, maquillados por intermitentes muestras de interés. Se dejó manipular cual títere en una función, donde él era la única estrella.

Pero toda arquitrama tiene un final cerrado, llegó a sentir por él, lo que jamás imaginó, y no me refiero al odio, decepción o impotencia; simplemente, indiferencia. El manantial de inspiración se secó, como el amor que algún día sintió.

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