TE AMO
Despertó, la buscó entre las
sábanas pero no la encontró; por el contrario, una carta dirigida para él era
lo único que estaba sobre la almohada. La llamó, pero ella no se encontraba en
la casa. Tomó la carta y la leyó.
“Te sorprenderá no encontrarme a tu lado, porque siempre soy la que
despierta a besos, pero hoy quise hacer algo distinto, sabes que una de las
cosas que me encanta hacer es sorprenderte. Y lo primero que harás es
levantarte y ver los caminos de post-it según el color que hice para ti, solo
sigue las flechas y lee cada mensaje…
A su mano derecha en la mesita de
noche observó un post-it color verde y a su lado un frasco que llamó su
atención y dibujó una sonrisa en su rostro. Se trataba de un pequeño pomo
blanco con una etiqueta y un nombre peculiar: Amorxicilina, giró la tapa, y
dentro encontró cápsulas con tiras de papel enrollados que contenían mensajes.
“Quiero que recuerdes lo importante que eres para mí, jamás me cansaré
de decirte cada una de las frases que estás leyendo, porque cada una de ellas
encierra sentimientos y emociones que solo son posibles gracias a ti, solo tú
eres el motivo por el cual despierto con una sonrisa al verte a mi lado cada
día…
Eligió el color amarillo de post-it,
éste la llevó hasta el baño, directamente a un espejo, no entendió el mensaje,
miró a todos lados, y al no encontrar nada continuó leyendo la carta.
“El chico que está frente a ti me ha hechizado en cuerpo y alma. Llegó
a mi vida y le dio un giro inesperado, todo ha cambiado desde aquel día. ¿Cómo
pasó?, ¿en qué momento me enamoré de él?, no lo sé. De lo único que estoy
segura es de la felicidad que siento al estar a su lado, que solo espero la
llegada de la noche para volverlo a ver, escuchar su voz, disfrutar de esas
conversaciones que le ponen ese paréntesis después de un día agitado y
desordenado. Perdernos en un abrazo prolongado, congelar el momento solo para
los dos, perderme en esos ojos, que desde la primera vez que los vi, me
encantaron…
El espejo reflejó aquella sonrisa
traviesa que a pesar del tiempo, no ha dejado de robarle un suspiro. Continuó
con otro color de post-it, los papelitos amarillos lo guiaron hasta la sala,
sobre el mueble encontró un álbum de fotos de ambos, ordenados
cronológicamente.
“¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos?, aquella noche de
febrero. Quién diría que tan solo sería el inicio de una larga aventura, con
sus altibajos, momentos buenos, malos, confusos, perfectos, inolvidables. Ahora
estamos juntos, a pesar del tiempo y la distancia, nuestros sentimientos se
acarician como la última vez que nos vimos. Contigo a mi lado los miedos del
pasado se volatilizan, la desconfianza que algún día blindó mi corazón, ha
desaparecido. Me recuesto sobre tu pecho, siento los latidos acelerados de tu
corazón, me sonríes y me abrazas; no cambiaría ese momento por nada en el
mundo.
Los post-it color blanco lo
guiaban hasta la azotea. En el camino leyó las últimas líneas de la carta. Era
su aniversario y ella consiguió sorprenderlo.
“Tenemos un largo camino por
recorrer, sé que se presentarán obstáculos como en toda relación, pero el amor
que sentimos es mucho más fuerte. Mis sentimientos se fortalecen cada día, te
amo infinitamente, y estoy segura que tú también, ya que no solo me lo dices,
sino que lo demuestras en cada momento que pasamos juntos, en cada detalle, en
cada frase. Confió en ti, podría cerrar mis ojos y dejar que tú me guíes, porque
sé que no me dejarás caer. Quiero caminar abrazada a tu cintura cada atardecer
por la playa, recostar mi cabeza sobre tu hombro, y conversar hasta que la luna
nos dé las buenas noches. Te amo… disfrutemos del desayuno”.
Llegó hasta la azotea y la vio.
Ella le sonrió y lo abrazó. Se dieron un beso prolongado, de aquellos que se
ven en las despedidas, pero no se trataba de una, por el contrario, era la
bienvenida a su vida, un mes más juntos. Ambos se sentaron y disfrutaron de la
comida. La mañana los recibía con un sol radiante, ella estaba feliz, y él
también.
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