ALMAS GEMELAS

Caminaban tan cerca, pero su mente estaba a kilómetros de distancia. La idea de una separación la había dejado triste y a lo largo del recorrido intentó encontrar las palabras exactas para cambiar el desenlace. Él le preguntaba qué sucedida y ella solo respondía con un “estoy pensando”.

Llegaron a su casa y la acompañó hasta el cuarto, ella se sentía mal, la migraña se intensificó los últimos minutos pero eso no impidió que tuvieran aquella conversación que habían prolongado hace algunas semanas.

La sola idea de saber que podía perderlo después de todo lo que habían pasado juntos la dejó en hacke. Miró las rosas que le regaló aquella mañana y releía el mensaje escrito sobre la caja, era explícito: “Te dejaré de querer hasta que la última rosa se marchite”.
“¿Qué te pasa?, has estado muy callada todo el camino”, le dijo mientras le acariciaba el rostro. Suspiró, se puso de pié y le contestó: “¿Qué significa ese mensaje?, ¿todo se terminará después de este fin de semana?, pensé que tus sentimientos eran tan intensos como los míos”.

Cogió la caja con las rosas y se las mostró, “observa detenidamente y dime cuál crees que se marchite al final”, ella escogió una al azar y él insistió, “tienes que ser más observadora”, nuevamente miró las rosas rojas, rosadas, blancas y amarillas, pero no encontraba algo inusual, así que escogió otra. Arturo insistió y Alejandra entendió todo, se había equivocado.

Sacó la rosa que jamás se marchitaría, una artificial que él había camuflado entre las otras. El mensaje era claro, jamás la dejaría de querer.

-          Si durante todos estos años no he podido olvidarte, ¿cómo esperas que pueda hacerlo en un par de días?
-          Pensé que intentarías borrarme de tu vida por las circunstancias.
-          Has aceptado esa propuesta de trabajo, y lo entiendo, pero la distancia no va a disminuir lo que siento por ti, por eso debemos tomar una decisión ahora.
-          Nos distanciamos, nos volvimos a encontrar, nuevamente perdimos contacto y aquí estamos frente a frente, ¿será por algo?
-          ¿Tú que crees?, ¿qué sientes?, ¿qué quieres?
-          Quiero estar contigo pero tampoco puedo dejar mi futuro a la deriva
-          Lo sé, y esa es una de las cosas que me encantan de ti, sabes lo que quieres y a dónde quieres llegar, entonces… ¿qué has pensado sobre nosotros?, ¿estoy esta vez en tu futuro?
-          Cuando te imaginé cruzar esa puerta me sentí muy mal, sabía que ya nada volvería a ser igual y no quiero que se termine.

Sabían que era una situación complicada porque la distancia era inevitable, sin embargo, el sentimiento que los unía era más fuerte. Se quedaron por algunos segundos en silencio, solo se observaban, las palabras estaban de más y un abrazo prolongado tranquilizó sus corazones. El destino se había encaprichado en separarlos en muchas ocasiones, pero por ese “algo”, siempre se encontraban y sus sentimientos no habían cambiado. Seis meses parecían una eternidad, pero si en cinco años no se habían olvidado, unas cuantas semanas más, solo reafirmaban, que el amor que sentían sí era verdadero, y que a pesar del tiempo, la distancia, los errores del pasado y las personas que se cruzaron en sus vidas; siempre fueron almas gemelas.

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