EL ÚLTIMO SAN VALENTÍN
Gino miraba la pantalla de su laptop y por su cabeza transitaban las únicas dos decisiones detenidas frente a la luz roja de lo incierto. Tenía el dinero y solo bastaba dar un clic y comprar el pasaje. Miró el calendario y su mochila, se preguntó a sí mismo - ¿qué hago? -. No sabía si era el momento de tomar el avión que disminuiría la distancia entre el lugar que lo albergó por un año y el lugar donde su corazón anhelaba estar. Después de algunas horas de viaje, la aeromoza anunciaba la llegada a Lima, Gino guardó su Ipod y esperó que el avión aterrizara. Las ventanas estaban empapadas por la intensa lluvia y el cielo nublado le daba una fría bienvenida. Él sonrió. Llegó al hotel y tomó un baño. Miró a través de la cortina la luna llena que iluminaba el interior de su habitación. Cogió el celular y marcó el número que recordaba de memoria, timbró por algunos segundos y la contestadora le pidió que deje su mensaje, él colgó y se recostó sobre la cama. Sacó de su mochila una pequeña caj...
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