EL PAÑUELO

Se confundía entre la bandada de gaviotas y pelícanos que volaban cerca de la orilla, volaba como si fuera un ave que había escapado de su jaula.
De pronto el pañuelo descendió y cayó cerca a la orilla de la playa, las olas no mojaban tan delicada prenda, así que disminuyó su velocidad, al ver que éste yacía inmóvil sobre la arena.
Cuando ella estaba a punto de coger el pañuelo, éste como ave que despliega sus alas para volar, se dirigió hacía una roca donde había alguien sentado. ¿Quién es él?... De espaldas y mirando el horizonte, ¿era una visión o una realidad?. El pañuelo se detuvo y como una caricia, rozó su brazo y cayó sobre la orilla. Él lo recogió y sintió su aroma, fue un aroma conocido, era el aroma de ella, volteó y la miró, ella incrédula se quedó estática a unos metros de distancia. Se alejó de la roca y caminó dos pasos en dirección a ella, ¿era el deseo, era el miedo?. Ella dio media vuelta y se fue. Él retrocedió dos pasos y se sentó, dejando caer el pañuelo. Las olas del mar se agitaron y con bravura chocaron contra las peñas. El agua llegó a la orilla y arrastró el pañuelo, como las garras de un tigre, al atrapar a su presa.
Él miraba nuevamente el horizonte mientras el sol se perdía entre las aguas, a lo lejos el pañuelo se marchaba con dirección incierta, mientras a su derecha, el amor de su vida se confundía entre la gente.
El pañuelo se ahogaba entre las aguas salinas del mar, una prenda tan frágil no podría regresar a la orilla.
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