El gatito dark

Después de casi un año, Carla retomaba su rutina en el gimnasio. Empezar de cero, era agotador y más aún en un lugar donde no conocía a nadie. Desde que su mejor amiga se casó ya no hacían muchas actividades juntas. Ella era la extrovertida, la sociable que hacía amigos con facilidad, a diferencia de Carla, a quien le costaba mucho adaptarse a los lugares nuevos y la gente que recién conocía. Usualmente llegaba temprano para la clase de spinning, pero esa noche el trabajo se prolongó y no llegó a tiempo. Fue en ese momento cuando lo vio, como si fuera una película en cámara lenta, el chico de la moto se quitó el casco. Era guapísimo, tenía el cabello castaño, una barba que parecía dibujada con carboncillo y los ojos dorados como el atardecer. El outfit parecía de catálogo y el garbo al caminar la dejó boquiabierta. Rodrigo tenía una personalidad magnética imposible de ignorar, como si la invitara a conocerlo sin pedirlo. Recordó aquella noche cuando ayudó a un señor al cruzar la p...