PASIONES QUE NO SE OLVIDAN

Leticia era una adolescente alegre, carismática y amigable; era difícil no ser amigo de ella porque contagiaba su buen sentido del humor. Ella adoraba trabajar con cerámica, le gustaba pintar y elaboraba pequeños adornos, pero con el paso del tiempo el trabajo era más arduo ya que debía elaborar adornos más complejos, pero Leticia se detuvo, creyó que no podría hacerlo, se rindió antes de intentarlo y optó por dedicarse a escribir cuentos, le gustaba mucho escribir pequeñas historias y luego contárselas a sus amigos y creyó que sería interesante aprovechar esa habilidad que tenía. Se inscribió en una academia de arte, pero no sólo dictaban un curso, el de guión, sino actuación, teatro, canto, etc. Leticia creyó que podría adaptarse a la situación y aprender. Con el tiempo pensó que le llegaría a gustar las artes escénicas. Anidó en su mente la idea de que podría con todo, era un desafío para ella. Sin embargo el tiempo pasó y el cien por ciento de su energía disminuía, los ánimos de as...